La ansiedad puede estar sólo en la superficie: lo que tu cuerpo intenta decirte es mucho más profundo que eso.

Carla Carbonel
hace 7 días
2 Min. de lectura

Sientes ansiedad. Una inquietud que parece surgir de la nada, un peso en el pecho, pensamientos acelerados, la sensación de que algo está a punto de suceder, incluso sin razón aparente.

¿Pero qué pasa si este síntoma no es el problema en sí, sino más bien la respuesta visible a algo que tu cuerpo aún no ha logrado resolver internamente?

Desde una perspectiva neurocientífica, sabemos que las emociones no procesadas permanecen activas en el sistema nervioso, influyendo directamente en nuestra forma de percibir, reaccionar y relacionarnos con el mundo. El cuerpo registra lo que la mente, por protección o sobrecarga, no pudo procesar. Como resultado, síntomas como la ansiedad, la irritación constante, la sensación de bloqueo o la fatiga emocional pueden ser solo señales periféricas de desequilibrios más profundos.

Por eso, a menudo, abordar el síntoma directamente no es suficiente. Centrarse únicamente en aliviar la molestia puede silenciar temporalmente la alarma, pero no resuelve el problema que la causó.

Procesar, no sólo entender

A diferencia de los enfoques que se centran en hablar o racionalizar los problemas, propongo una vía que actúa sobre la raíz emocional y psicofisiológica del problema. Mediante el Reprocesamiento Emocional Generativo, accedemos a las memorias grabadas en el cuerpo —lo que la neurociencia denomina memorias somáticas— y promovemos, con técnicas específicas, la reorganización de las respuestas emocionales y conductuales asociadas a ellas.

Este proceso estimula la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para crear nuevas vías y respuestas, dejando atrás los patrones automáticos y disfuncionales que anteriormente mantenían el ciclo de ansiedad.

Cuando el sistema se regula, el síntoma pierde su función.

Las emociones que antes permanecían encapsuladas y activaban respuestas de alerta en el cuerpo comienzan a procesarse. Y cuando el sistema nervioso abandona este estado de hiperactivación, los síntomas dejan de ser el único lenguaje del cuerpo.

La transformación no se produce mediante la represión, sino mediante la integración.

¿Estás listo para escuchar lo que tu cuerpo está tratando de decirte?

Si sientes que ha llegado el momento de entender tu ansiedad desde otro ángulo —con profundidad, técnica y transformación real— te invito a conocer el proceso terapéutico que ofrezco.

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Que la vida te siga revelando lo esencial, con claridad, valentía y cariño.